Fuente de la imagen: http://idioteche.blogspot.com.co/2011/02/yo-era-yo-pero-el-se-ha-ido.html
Apenas tenía uso de razón cuando conocí de vista al vecino de la esquina, integrante de una conocida familia, abogado de profesión. Una mente brillante quizás, pero ¿que lo habrá empujado a una vida bohemia y alcohólica?, tal vez un fracaso de amor o simplemente una gran decepción. El vecino muy conocido como "Maní", hasta ahora no comprendo porque le decían así sus amigos tomadores y gotereros. Pasaba sus días como fines de semana en los que dejas de todo y el único alimento es el alcohol y la nicotina. Daba lastima, ver como un ser humano desperdiciaba su vida de esa forma. Él fue afortunado porque contaba con un ángel, su madre; no importaba lo que él hiciera, él todavía era la luz de sus ojos, y es que el amor de una madre no tiene límites y represiones. A pesar de todo lo que la hacía sufrir. Últimamente el vecino ya no probaba bocado su único sustento era el Ron, el Brandi, el viche y otras bebidas más; se hecho al abandono de su estrecho y oscuro cuarto en el que la única compañía sincera era el sonido de su grabadora cuando solía poner esos vallenatos de Diomedez. A veces pienso que él se embriagaba para escapar de su realidad y aunque siempre se veía feliz en sus ojos se escapaba un dejo de pena, pienso que los actos inmorales realmente no los quería cometer porque no era él. Era el alcohol y la adicción.
El vecino ya no podía hablar producto de las sustancias alcohólicas que consumía, sin embargo seguía su rutina, el nunca tuvo amistades sinceras, solo oportunistas e interesados que recogían sus migajas económicas, las vueltas de las compras y las colas de cigarro.
Hace cuatro días murió el vecino y nadie lo extraño... Excepto su tierna madre.
El vecino ya no podía hablar producto de las sustancias alcohólicas que consumía, sin embargo seguía su rutina, el nunca tuvo amistades sinceras, solo oportunistas e interesados que recogían sus migajas económicas, las vueltas de las compras y las colas de cigarro.
Hace cuatro días murió el vecino y nadie lo extraño... Excepto su tierna madre.
La vida es como una película, y como una película dura poco, se nos pasa la vida y a veces en vano. Las letras que escribo humedecen mis dedos, si pudiera regalarte algo en la vida, te regalaría la combinación exacta de cómo vivir.
Jonathan Castillo.
Jonathan Castillo.
